viernes, 15 de abril de 2011

XXIV.

Rápido muchacho
que la arena cae deprisa
y los dedos se entumecen
de tanta voltereta.
Afuera
el flagelo de la inseguridad,
la creciente inflación
y el murmullo de la multitud
que se convierte en reclamo
para que maten a todos los vagabundos.
Adentro
se reanuda la cuenta
otra vez la arena
una nueva voltereta
y la tristeza de ser parte
del mismo infierno.

Rápido muchacho
que la adrenalina prescribe
y empiezan los recuerdos
a pisarme los talones.
Gira la rueda
y nada bueno hay adelante
si el futuro es la vejez,
la memoria erosionada
y tengo tanto miedo de olvidarte.
Por eso escribo.

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