viernes, 29 de abril de 2011

XXV.

Algunos días antes

Todavía vivo en la penumbra de una cápsula, inmóvil, hasta que el cuerpo adopte la estructura tripartita de cabeza, tórax y abdomen. Mientras espero que las condiciones ambientales se tornen favorables, acumulo proteínas, carbohidratos y unas cuantas expectativas. Esta fase de preparación me encuentra con la imaginación agudizada, pienso en el cortejo con las madreselvas y los jazmines,  en el color metalizado de las alas, en alguna innovadora trayectoria de vuelo…

Algunas horas antes

Nada extraordinario ha ocurrido después de salir del capullo. Allá quedaron, pisoteadas, cada una de mis esperanzas, y aunque el esfuerzo es grande, no consigo ir en contra de mi circunstancia biológica. Durante el día repliego las alas, de color pardo y apagado, para dormir en la humedad de los troncos. El polen de las flores tiene sabor a poco, lo único que me complace es la planta de tabaco, o la fruta podrida. Dicen que soy una de las plagas más destructivas, nunca fui bienvenida en los jardines vecinales porque atraigo a la muerte y a las almas oscuras, me acusan de ser un insecto de mal agüero.
Esperé en vano. Solo quiero que el mundo entero esté al tanto que las mariposas nocturnas no mueren de causas naturales.

viernes, 15 de abril de 2011

XXIV.

Rápido muchacho
que la arena cae deprisa
y los dedos se entumecen
de tanta voltereta.
Afuera
el flagelo de la inseguridad,
la creciente inflación
y el murmullo de la multitud
que se convierte en reclamo
para que maten a todos los vagabundos.
Adentro
se reanuda la cuenta
otra vez la arena
una nueva voltereta
y la tristeza de ser parte
del mismo infierno.

Rápido muchacho
que la adrenalina prescribe
y empiezan los recuerdos
a pisarme los talones.
Gira la rueda
y nada bueno hay adelante
si el futuro es la vejez,
la memoria erosionada
y tengo tanto miedo de olvidarte.
Por eso escribo.